<p>La torre más emblemática del castillo de <strong>Almonacid de Toledo</strong>, fortaleza de origen musulmán y de propiedad privada, se ha derrumbado este jueves de madrugada dejando a esta localidad de la provincia toledana «con mucha tristeza» porque es el emblema del municipio. «Es por lo que se nos conoce», ha lamentado la alcaldesa, Almudena González.</p>
Las lluvias de los últimos días han podido erosionar los muros de adobe y provocar el derrumbe, en opinión de la alcaldesa del municipio
La torre más emblemática del castillo de Almonacid de Toledo, fortaleza de origen musulmán y de propiedad privada, se ha derrumbado este jueves de madrugada dejando a esta localidad de la provincia toledana «con mucha tristeza» porque es el emblema del municipio. «Es por lo que se nos conoce», ha lamentado la alcaldesa, Almudena González.
En declaraciones a Efe, González ha explicado que en el derrumbe de la torre, conocida por los vecinos como la barbacana, han podido influir las lluvias de estas semanas. La humedad podría haber afectado al adobe, el material de construcción.
«Está sin restaurar, y son materiales muy puros y muy orgánicos, y el agua los ha erosionado. Es mi punto de vista», ha dicho la alcaldesa, que ha anunciado que va a poner la situación en conocimiento de los técnicos de Patrimonio de la Junta de Castilla-La Mancha para que acudan a verlo y hagan una valoración.
El castillo de Almonacid es de propiedad privada y tiene numerosos herederos. De hecho, el Ayuntamiento ha iniciado ante la Junta un expediente de ruina para intentar delegar en el municipio y pedir ayudas estatales, como el 2% cultural y otras, pero el expediente está en tramitación.
En el padrón municipal hay hasta 35 herederos del castillo, pero continúan en siguientes generaciones, con lo que es posible que lleguen al centenar.
Ha sido un vecino que reside en la parte de abajo del edificio histórico el que vio, el jueves por la mañana, la torre caída y avisó a la alcaldesa.
El castillo de Almonacid fue construido con el fin de proteger uno de los caminos que conducían de La Mancha a Andalucía, y en el año 854 fue escenario de una gran batalla entre las tropas del emir de Córdoba y los rebeldes de Toledo.
En el siglo XI pasó a manos de Alfonso VI y posteriormente donado a la Catedral de Toledo, siendo reformado en el siglo XIV por el arzobispo Pedro Tenorio.
En el siglo XVIII pasó a manos de los Condes de Mora, y en 1809 sirvió de refugio a las tropas que luchaban contra los franceses y parte de sus dependencias fueron destruidas.
La asociación Hispania Nostra lo incluyó hace algunos años en su lista roja de patrimonio en riesgo.
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