<p class=»ue-c-article__paragraph»>Lorde (1996, Auckland) nunca ha sido una más del montón. Mitad neozelandesa, mitad croata, criada entre poemas de<strong> Sylvia Plath</strong> y canciones de <strong>Billie Holiday</strong>, la cantante y compositora tuvo que lidiar con los efectos de ser superdotada mucho antes de convertirse en un icono del pop alternativo. También con el temprano descubrimiento de que en ella habitaba una sensibilidad especial, la conocida como sinestesia auditivo-visual: una condición que le permitía experimentar colores al escuchar música.</p>
La cantante que saltó a la fama con ‘Royals’ hace una década inaugura nueva etapa con el lanzamiento de ‘Virgin’, donde explora su identidad de género y juguetea con el minimalismo artístico
Lorde (1996, Auckland) nunca ha sido una más del montón. Mitad neozelandesa, mitad croata, criada entre poemas de Sylvia Plath y canciones de Billie Holiday, la cantante y compositora tuvo que lidiar con los efectos de ser superdotada mucho antes de convertirse en un icono del pop alternativo. También con el temprano descubrimiento de que en ella habitaba una sensibilidad especial, la conocida como sinestesia auditivo-visual: una condición que le permitía experimentar colores al escuchar música.
Pero la que nos habla esta vez desde Londres vía Zoom no es Lorde, sino Ella, la persona tras el aristocrático nombre artístico, aunque ella y Lorde sean lo mismo desde hace más de una década. «Hace bastante fresquito aquí, ¿cómo se está por Madrid?», pregunta con una sonrisa encantadora. Ante la afirmación de que está siendo un junio muy caluroso, nos aconseja: «Poco a poco, hay que tomárselo con calma». Quizá esa sea su receta en la vida.
Con casi 34 millones de oyentes mensuales en Spotify, Lorde publica nuevo disco este 27 de junio, tras cuatro años en barbecho desde el último, Solar Power. En Virgin explora su identidad de género y su proceso de transformación interior, reflejando una etapa de autodescubrimiento y vulnerabilidad como nunca antes. Al lanzamiento le sigue la gira Ultrasound World Tour, para cuyos shows europeos se vendieron todas las entradas en cuestión de minutos.
- Tenías solo 12 años cuando firmaste tu primer contrato discográfico y 16 cuando Royals se convirtió en un fenómeno global. Mirando atrás, ¿cómo ha influido haber sido tan precoz en tu relación con la fama?
- No conozco otra forma de hacerlo, así que no es una pregunta fácil de responder. Pero creo que lo bonito de haber tenido éxito desde tan joven es que el modo en que hacía arte era también muy joven. Había algo primitivo, rudimentario y un poco ingenuo en mi forma de crear, como ocurre con cualquier proyecto que emprendes siendo adolescente: tiene ese punto artesanal, hecho a mano. Y eso encaja con quién soy. Incluso ahora, a los 28, me gusta que todo se sienta así, sin pulir del todo. Creo que me ha dado una visión particular del arte que no habría tenido si hubiese empezado más tarde.
- Te han llamado «la voz de una generación»: has inspirado a jóvenes estrellas como Olivia Rodrigo o Billie Eilish. ¿Es una corona que te interesa lucir?
- (Ríe) Me fascinan todas esas artistas jóvenes, son brillantes. Me parece algo muy humilde que digan que algo de lo que hice les ayudó a encontrarse a sí mismas, aunque en realidad ya estaban destinadas a ser exactamente quienes son. Es un verdadero privilegio que hayan escuchado mi música y que sientan que soy una inspiración para ellas. Pero no, no me interesa estar subida en ningún pedestal.
- Defines el acto de componer como una forma de «arqueología emocional». ¿Qué es lo más sorprendente que has descubierto últimamente escribiendo?
- Me conozco muy bien como artista y como persona. Sé lo que es importante para mí y lo que puedo dejar a un lado. Nunca se trata de tener éxito a cualquier precio. Estoy intentando hacer algo que lleva el tiempo que se necesita. A veces siento que soy como un atelier que produce prendas muy específicas, hechas con mimo. Eso es lo que intento hacer. Y para estar ahí arriba, en lo más alto, creo que hay que tener una energía distinta, algo que no me interesa. Me encanta el lugar que ocupo y estoy muy agradecida de seguir recibiendo tanto cariño. Nunca me he sentido tan querida como artista como ahora, 12 años después de empezar. Es un verdadero privilegio y nunca lo doy por sentado.
- En este último año has sido más abierta al explorar tu identidad de género fluido, lanzando canciones como ‘Man of the Year’. ¿Cómo te afecta el retroceso en derechos LGTBIQ+ que se vive en países como Estados Unidos y Reino Unido, donde pasas tanto tiempo?
- Es un momento difícil y doloroso para intentar ser uno mismo en lo que respecta al género o la sexualidad. Hay tanta rabia y frustración por la estrechez de miras de algunas personas… Cuesta creer que estemos en 2025 y aún haya quien quiera impedir que otros vivan como realmente son. Para mí también ha sido un proceso llegar a comprender mi identidad y mi género de una manera más amplia. Soy una mujer, soy blanca y tengo mucho dinero. Sé que eso me da un privilegio que mucha gente que también está diciendo «esto es lo que soy realmente» no tiene. Pero eso me ha hecho desarrollar una gran empatía. Creo que estas reacciones siempre nacen del miedo, y el miedo paraliza. La única forma de enfrentarlo es insistir en quién eres, con dignidad, con entusiasmo y también con firmeza. Eso es lo que me digo cuando me siento vulnerable por compartir tanto: alguien necesita ver que estoy pasando por esto.
- ¿Cómo crees que se percibe hoy la feminidad con el auge de fenómenos como el de las ‘trad wives’? ¿Es ahora más difícil ser una mujer no normativa y encontrar un hueco en la industria?
- Creo que ahora hay más espacio para una variedad de perspectivas femeninas. Y me parece bien que algunas de ellas resulten extremas para ciertas personas o que no podamos imaginarnos siendo ese tipo de mujer. Esa diversidad es muy importante y, personalmente, me enriquece mucho. Pero también es verdad que el mundo tiende a ser cada vez más homogéneo por culpa de la globalización, la tecnología, el capitalismo… Por eso sentí que era importante afirmar con claridad: «Este es el tipo de mujer que soy». Puede incomodar a algunos, pero si lo expreso con vulnerabilidad y con verdad, eso debería ser suficiente. Siempre va a haber una reacción cuando una mujer hace o dice algo que se considera problemático. Hay que ser valiente y confiar.
- En una entrevista para la revista ‘Rolling Stone’ criticaste a Selena Gómez y Taylor Swift por sus letras, y se te atribuyó una enemistad con Charlie XCX que desmentisteis el año pasado con una colaboración. ¿Consideras todavía que las artistas pop hablan demasiado de amar y de olvidar a los hombres, y todavía muy poco de luchas sociales?
- Ya no lo veo del todo así. Cualquier tema puede ser político o arriesgado, depende de cómo lo trates. Yo también escribo mucho sobre relaciones y amor, y no por eso es superficial. Se puede usar un lenguaje aparentemente complejo y no decir nada. O al revés: ser sencilla y estar diciendo muchísimo.
- Sueles desaparecer entre un álbum y otro y siempre has sido bastante reservada respecto a tu vida privada, comparada con otras celebridades. ¿Es tu pequeña rebelión contra esta época de sobreexposición?
- Siempre he tenido una relación complicada con el hecho de compartir todo lo que hago. Y creo que hay una transformación que ocurre precisamente en esos periodos en los que no soy tan visible. Ahora entiendo que, aun así, la gente necesita verme, necesita confiar en mí.
- ¿Qué has aprendido de ti misma en esos periodos de invisibilidad que no podrías haber aprendido bajo los focos?
- Como decía, he notado que necesito que la gente confíe en mí para poder llevarla a donde quiero con mi trabajo. Y para eso tienen que poder verme de alguna forma. Para este álbum, de hecho, tuve muy claro que necesitaba estar presente en redes. Me sentía muy vulnerable y Virgin habla de mostrar el cuerpo, de exponerse… Así que pensé: «Si no compartes eso también de forma real, en directo, estarías perdiendo una oportunidad». Me metí en TikTok por primera vez y fue horrible, pero tenía sentido (Ríe).
- ¿Estás entrando en una nueva etapa creativa con tu álbum ‘Virgin’?
- Sí, Virgin es claramente una nueva etapa, muy marcada. Lo siento como una especie de renacimiento que se va a quedar conmigo durante mucho tiempo. Para mí hay un antes y un después. Estos últimos años han sido de mucha transformación personal. Los pilares de esta nueva etapa son la transparencia, la claridad, reducir todo lo que sobre. Hay una honestidad brutal en esta fase de mi vida. He intentado buscar una especie de pureza, despojarme de adornos, de capas. Es algo que ha estado presente desde Royals, esa idea de lo minimalista, pero ahora siento que me he reencontrado con ello de verdad. Pensé mucho en la simplicidad, en un lenguaje directo, sin florituras. Estuve revisando mucho arte que trabaja desde esa idea, como Lucio Fontana y sus lienzos rasgados, que fueron una gran inspiración. Esa es la energía de esta era: honestidad, liberación y sencillez. Es también el tipo de mujer que estoy intentando ser.
- ¿Como artista, sientes una responsabilidad de posicionarte públicamente en cuestiones sociales o políticas, como el conflicto entre Palestina e Israel? ¿O el silencio también puede ser una forma de pronunciarse?
- Parte de ser artista consiste en entender que estás creando un lenguaje simbólico que otras personas pueden interpretar y utilizar de manera muy personal. No siempre se trata de hacer una declaración directa, pero hay veces que sí, hay momentos en los que es necesario hablar, como con lo que está pasando ahora mismo. En el último año, por ejemplo, vi cómo una artista palestina versionaba mi canción Team de una manera profundamente emotiva. Fue un momento muy potente para mí. La vi, la escuché, y sentí que usaba mis palabras para expresar algo que necesitaba decir sobre su país, su cultura y lo que estaba ocurriendo. Ella hablaba a través de mí, y yo formaba parte de eso. Sentí el peso de esa expresión y me di cuenta de que decía mucho más de lo que yo habría podido expresar con mis propias palabras. Había tomado algo mío y lo convirtió en parte de su mensaje. Me emocionó profundamente.
- En tu trabajo hay una tensión constante entre la conciencia absoluta y el desapego. ¿Lorde es un personaje que interpretas o ya se ha fusionado completamente con Ella?
- Creo que mi trabajo es el lugar donde soy más yo que nunca. Incluso más que en mi vida diaria. En el escenario soy más Ella que la Ella cotidiana. Compongo para decir cosas que no podría expresar si no fuera artista. Así que sí, es completamente yo. Aunque también hay aspectos de Lorde que Ella no se atreve a mostrar y necesita canalizar a través de esa figura. Pero todo nace de un lugar muy profundo. Es todo verdad, no hay nada falso en lo que hago. No sé crear de otra forma que no sea desde la honestidad. Así que sí: soy yo, completamente.
Cultura