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Conflicto Irán-Israel y Estados Unidos: Las consecuencias económicas y efectos colaterales para Guatemala
La alineación con Washington sería inevitable e, incluso, Estados Unidos podría exigir el cierre de la frontera con México, según expertos.

Guatemala no tiene más que alienarse con la postura de Estados Unidos en el conflicto de Israel e Irán, recalcan expertos. (Foto, Prensa Libre: Shutterstock).
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Si el conflicto entre Estados Unidos e Irán escala, Guatemala no podrá mantenerse al margen y enfrentará consecuencias económicas directas, como el aumento del precio de los combustibles, inflación y posibles caídas en las remesas, advierten analistas internacionales. Además, el país estaría obligado a alinearse políticamente con Washington, por su histórica dependencia, mientras que el panorama global apunta a una reconfiguración de alianzas y mayor incertidumbre en los mercados, indican expertos.
Guatemala quedaría geopolíticamente alineada con Estados Unidos en caso de escalar el conflicto entre ese país e Irán, debido a su histórica relación de dependencia en materia económica, diplomática y de seguridad, explicó el analista internacional Luis Felipe Polo. Según el experto, el país no tendría otra opción más que respaldar a Washington en foros internacionales y priorizar la cooperación en temas de seguridad y control migratorio.
En el ámbito económico, el analista advirtió que un conflicto de gran escala no solo impactaría en el precio de los combustibles, sino que provocaría una inflación generalizada por el aumento en los costos de transporte, lo que afectaría principalmente a la alimentación y las medicinas. Esta situación golpearía directamente a los sectores más vulnerables de la población.
Además, Polo señaló que una crisis geopolítica de esa magnitud podría ocasionar una disminución en el flujo de remesas hacia Guatemala, tanto por las políticas migratorias restrictivas de Estados Unidos como por eventuales cierres de empresas ante un posible recrudecimiento del conflicto. También alertó sobre una posible desaceleración del comercio internacional y una reducción de la inversión extranjera directa, lo que provocaría menos ingresos para el Estado y mayor presión social interna.
“Sería recomendable que el gobierno tome precauciones frente a las consecuencias económicas que un conflicto de esta naturaleza podría generar”, agregó.
Polo consideró que una confrontación internacional no mejoraría la relación en temas de cooperación migratoria y seguridad, sino que podría empeorarla. Explicó que Estados Unidos priorizaría aún más el resguardo de sus fronteras, lo que podría traducirse en una mayor exigencia a Guatemala para frenar los flujos migratorios.
“Washington podría pedir que Guatemala cierre la frontera con México. Todo esto con el fin de evitar el ingreso de personas consideradas amenazas para la seguridad estadounidense”, remarcó.
No habrá bombas
El excanciller Alfonso Cabrera considera que Guatemala sufrirá repercusiones económicas. Sin embargo, descartó que el país se vea afectado por el conflicto armado de forma directa.
“No tendremos bombas cayendo cerca ni nada por el estilo”, aseguró.
Cabrera expresó su confianza en que potencias como China y Rusia intervendrán para encontrar soluciones diplomáticas al conflicto. A su criterio, el principal factor de desestabilización es el expresidente estadounidense Donald Trump, a quien calificó como responsable de esta situación. Añadió que Trump enfrenta problemas internos debido a posibles violaciones a la Constitución de Estados Unidos, lo que podría derivar en un proceso de destitución (impeachment) impulsado por legisladores de ambos partidos en ese país.
“El más afectado por todo esto va a ser el presidente de Estados Unidos. Nosotros, como Guatemala, quedaremos como víctimas, nada más”, indicó.
En cuanto a la economía guatemalteca, Cabrera prevé complicaciones adicionales, especialmente en las exportaciones, las cuales —recordó— ya se han visto afectadas por medidas arancelarias. Respecto al flujo de remesas, expresó incertidumbre, pero advirtió que si se impusiera algún tipo de impuesto a las remesas enviadas desde Estados Unidos, el impacto para Guatemala sería severo.
“Aquí se presume de estabilidad macroeconómica, pero esa estabilidad está sostenida fundamentalmente por las remesas. Nuestras exportaciones más valiosas son las personas que migran”, afirmó.
Sobre un posible endurecimiento de las políticas migratorias estadounidenses hacia Guatemala, Cabrera señaló que el gobierno estadounidense ha sido inconsistente. “Un día dicen una cosa y al siguiente retroceden”, agregó, en referencia a las amenazas anteriores de gravar las remesas.
Finalmente, mostró escepticismo sobre una eventual guerra de gran escala. “Pensar en una guerra a estas alturas es como pensar en el fin del mundo. Trump es irresponsable, pero también es inestable, y suele echar marcha atrás en muchas cosas”, comentó. Cabrera insistió en que el conflicto político interno que enfrenta Trump en Estados Unidos podría limitar sus acciones.
Falta declaración
El conflicto entre Estados Unidos e Irán aún no ha llegado a una declaración formal de guerra, aclaró Francisco Lemus, analista internacional y docente universitario, quien explicó que ese paso solo puede ser autorizado por el Congreso estadounidense.
“Lo que existe actualmente son escaramuzas, acciones puntuales y un respaldo político y militar a Israel”, puntualizó. Consideró improbable que se concrete una declaración oficial de guerra, aunque admitió que el conflicto tiene un trasfondo estratégico por el control de los recursos energéticos.
El especialista subrayó que el principal impacto será el alza en los precios del combustible, lo cual generará efectos en cadena sobre los costos de otros productos. Sobre el tema migratorio, mencionó que paradójicamente una situación de guerra puede dinamizar ciertos sectores de la economía estadounidense, como la industria armamentística, que demandaría mano de obra especializada, y esto suspendería las deportaciones masivas.
“Se genera un dilema: necesitarán trabajadores, pero al mismo tiempo mantienen políticas restrictivas. Si persisten en esas medidas, podría haber escasez de trabajadores para cubrir esas plazas”, agregó.
En el caso del comercio exterior guatemalteco, indicó que las exportaciones están sujetas a negociaciones por los aranceles impuestos por Estados Unidos. Actualmente, muchos países enfrentan tarifas generales del 10%, pero Guatemala podría lograr ajustes dependiendo de las negociaciones bilaterales. Reconoció que el país no es una prioridad comercial para Estados Unidos, por lo que cualquier posible mejora en las condiciones dependería de acuerdos específicos.
Finalmente, explicó que los conflictos en Medio Oriente generan temor en los mercados financieros internacionales, lo que podría provocar incrementos en las tasas de interés y una tendencia de los inversionistas a proteger sus capitales.
“Los mercados se mueven por percepciones, y en momentos de conflicto reina el temor. Para ciertas industrias la guerra representa negocio, pero para los mercados financieros genera inestabilidad”, concluyó Lemus.
La alineación con Washington sería inevitable e, incluso, Estados Unidos podría exigir el cierre de la frontera con México, según expertos.
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Conflicto Irán-Israel y Estados Unidos: Las consecuencias económicas y efectos colaterales para Guatemala
La alineación con Washington sería inevitable e, incluso, Estados Unidos podría exigir el cierre de la frontera con México, según expertos.

Guatemala no tiene más que alienarse con la postura de Estados Unidos en el conflicto de Israel e Irán, recalcan expertos. (Foto, Prensa Libre: Shutterstock).
Si el conflicto entre Estados Unidos e Irán escala, Guatemala no podrá mantenerse al margen y enfrentará consecuencias económicas directas, como el aumento del precio de los combustibles, inflación y posibles caídas en las remesas, advierten analistas internacionales. Además, el país estaría obligado a alinearse políticamente con Washington, por su histórica dependencia, mientras que el panorama global apunta a una reconfiguración de alianzas y mayor incertidumbre en los mercados, indican expertos.
Guatemala quedaría geopolíticamente alineada con Estados Unidos en caso de escalar el conflicto entre ese país e Irán, debido a su histórica relación de dependencia en materia económica, diplomática y de seguridad, explicó el analista internacional Luis Felipe Polo. Según el experto, el país no tendría otra opción más que respaldar a Washington en foros internacionales y priorizar la cooperación en temas de seguridad y control migratorio.
En el ámbito económico, el analista advirtió que un conflicto de gran escala no solo impactaría en el precio de los combustibles, sino que provocaría una inflación generalizada por el aumento en los costos de transporte, lo que afectaría principalmente a la alimentación y las medicinas. Esta situación golpearía directamente a los sectores más vulnerables de la población.
Además, Polo señaló que una crisis geopolítica de esa magnitud podría ocasionar una disminución en el flujo de remesas hacia Guatemala, tanto por las políticas migratorias restrictivas de Estados Unidos como por eventuales cierres de empresas ante un posible recrudecimiento del conflicto. También alertó sobre una posible desaceleración del comercio internacional y una reducción de la inversión extranjera directa, lo que provocaría menos ingresos para el Estado y mayor presión social interna.
“Sería recomendable que el gobierno tome precauciones frente a las consecuencias económicas que un conflicto de esta naturaleza podría generar”, agregó.
Polo consideró que una confrontación internacional no mejoraría la relación en temas de cooperación migratoria y seguridad, sino que podría empeorarla. Explicó que Estados Unidos priorizaría aún más el resguardo de sus fronteras, lo que podría traducirse en una mayor exigencia a Guatemala para frenar los flujos migratorios.
«Washington podría pedir que Guatemala cierre la frontera con México. Todo esto con el fin de evitar el ingreso de personas consideradas amenazas para la seguridad estadounidense», remarcó.
No habrá bombas
El excanciller Alfonso Cabrera considera que Guatemala sufrirá repercusiones económicas. Sin embargo, descartó que el país se vea afectado por el conflicto armado de forma directa.
“No tendremos bombas cayendo cerca ni nada por el estilo”, aseguró.
Cabrera expresó su confianza en que potencias como China y Rusia intervendrán para encontrar soluciones diplomáticas al conflicto. A su criterio, el principal factor de desestabilización es el expresidente estadounidense Donald Trump, a quien calificó como responsable de esta situación. Añadió que Trump enfrenta problemas internos debido a posibles violaciones a la Constitución de Estados Unidos, lo que podría derivar en un proceso de destitución (impeachment) impulsado por legisladores de ambos partidos en ese país.
“El más afectado por todo esto va a ser el presidente de Estados Unidos. Nosotros, como Guatemala, quedaremos como víctimas, nada más”, indicó.
En cuanto a la economía guatemalteca, Cabrera prevé complicaciones adicionales, especialmente en las exportaciones, las cuales —recordó— ya se han visto afectadas por medidas arancelarias. Respecto al flujo de remesas, expresó incertidumbre, pero advirtió que si se impusiera algún tipo de impuesto a las remesas enviadas desde Estados Unidos, el impacto para Guatemala sería severo.
“Aquí se presume de estabilidad macroeconómica, pero esa estabilidad está sostenida fundamentalmente por las remesas. Nuestras exportaciones más valiosas son las personas que migran”, afirmó.
Sobre un posible endurecimiento de las políticas migratorias estadounidenses hacia Guatemala, Cabrera señaló que el gobierno estadounidense ha sido inconsistente. “Un día dicen una cosa y al siguiente retroceden”, agregó, en referencia a las amenazas anteriores de gravar las remesas.
Finalmente, mostró escepticismo sobre una eventual guerra de gran escala. “Pensar en una guerra a estas alturas es como pensar en el fin del mundo. Trump es irresponsable, pero también es inestable, y suele echar marcha atrás en muchas cosas”, comentó. Cabrera insistió en que el conflicto político interno que enfrenta Trump en Estados Unidos podría limitar sus acciones.
Falta declaración
El conflicto entre Estados Unidos e Irán aún no ha llegado a una declaración formal de guerra, aclaró Francisco Lemus, analista internacional y docente universitario, quien explicó que ese paso solo puede ser autorizado por el Congreso estadounidense.
“Lo que existe actualmente son escaramuzas, acciones puntuales y un respaldo político y militar a Israel”, puntualizó. Consideró improbable que se concrete una declaración oficial de guerra, aunque admitió que el conflicto tiene un trasfondo estratégico por el control de los recursos energéticos.
El especialista subrayó que el principal impacto será el alza en los precios del combustible, lo cual generará efectos en cadena sobre los costos de otros productos. Sobre el tema migratorio, mencionó que paradójicamente una situación de guerra puede dinamizar ciertos sectores de la economía estadounidense, como la industria armamentística, que demandaría mano de obra especializada, y esto suspendería las deportaciones masivas.
“Se genera un dilema: necesitarán trabajadores, pero al mismo tiempo mantienen políticas restrictivas. Si persisten en esas medidas, podría haber escasez de trabajadores para cubrir esas plazas”, agregó.
En el caso del comercio exterior guatemalteco, indicó que las exportaciones están sujetas a negociaciones por los aranceles impuestos por Estados Unidos. Actualmente, muchos países enfrentan tarifas generales del 10%, pero Guatemala podría lograr ajustes dependiendo de las negociaciones bilaterales. Reconoció que el país no es una prioridad comercial para Estados Unidos, por lo que cualquier posible mejora en las condiciones dependería de acuerdos específicos.
Finalmente, explicó que los conflictos en Medio Oriente generan temor en los mercados financieros internacionales, lo que podría provocar incrementos en las tasas de interés y una tendencia de los inversionistas a proteger sus capitales.
“Los mercados se mueven por percepciones, y en momentos de conflicto reina el temor. Para ciertas industrias la guerra representa negocio, pero para los mercados financieros genera inestabilidad”, concluyó Lemus.
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Prensa Libre | Guatemala