El Museo Nacional de Antropología de México, Premio Princesa de Asturias de la Concordia 2025

<p>El <strong>Museo Nacional de Antropología de México</strong> ha sido galardonado este miércoles con el <strong>Premio Princesa de Asturias de la Concordia 2025</strong>. 32 candidaturas de 23 nacionalidades optaban a un galardón que reconoce «la labor de defensa y generalización de los derechos humanos, del fomento y protección de la paz, de la libertad, de la solidaridad, del patrimonio mundial y, en general, del progreso de la humanidad».</p>

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 Ubicado en un colosal edificio de 45.000 metros cuadrados en el Bosque de Chapultepec, es uno de los mayores recintos museísticos de América  

El Museo Nacional de Antropología de México ha sido galardonado este miércoles con el Premio Princesa de Asturias de la Concordia 2025. 32 candidaturas de 23 nacionalidades optaban a un galardón que reconoce «la labor de defensa y generalización de los derechos humanos, del fomento y protección de la paz, de la libertad, de la solidaridad, del patrimonio mundial y, en general, del progreso de la humanidad».

El jurado, encabezado por el presidente del Principado de Asturias, Adrián Barbón, e integrado por miembros de los Patronatos de la Fundación, se ha decantado en esta XLV edición de los Premios Princesa de Asturias de la Concordia por reconocer la labor del Museo Nacional de Antropología de México, uno de los recintos museográficos más importantes de América y también una de las principales atracciones turísticas del país, que recibe cada año mas de dos millones de visitantes.

Sus colosales dimensiones, con 15.000 metros cuadrados de exposición divididos en 22 salas, lo convierten, además, en uno de los museos más grandes del continente. El gigantesco edificio de 45.000 metros cuadrados, inaugurado en 1964 en el Bosque de Chapultepec es obra de Pedro Ramírez Vázquez y acoge el legado arqueológico de los pueblos de Mesoamérica.

La preocupación por preservar el patrimonio cultural mexicano se remonta al XIX, tras la independencia del país y llegó, como ocurre tantas veces, de fuera. La visita de hombres ilustres de la ciencia como el explorador alemán Alexander von Humboldt subrayó la importancia de evitar la dispersión de un patrimonio casi inabarcable. En 1825 nacía el Museo Nacional Mexicano como una institución autónoma en un salón de la Real y Pontificia Universidad de México.

Entre algunas de las piezas más emblemáticas de la colección se encuentra la Piedra del Sol, ubicada en el corazón mismo del museo. Este calendario azteca es un disco monolítico de basalto de olivino con inscripciones alusivas a la cosmogonía mexica y los cultos solares que cuentan los días y las eras. El monumento está datado en el Período Posclásico mesoamericano, entre los años 1250 y 1521.

Las cabezas colosales de la cultura olmeca, las monumentales esculturas teotihuacanas dedicadas a los dioses del agua, la tumba de Pakal, las ofrendas funerarias de Monte Albán, las estelas de Xochicalco, así como un atlante tolteca traído desde Tollan-Xicocotitlan y el Monolito de Tláloc que custodia la entrada al museo completan una colección inigualable de vestigios de la cultura prehispánica.

Cada Premio Princesa de Asturias está dotado con una escultura de Joan Miró, símbolo representativo del galardón, un diploma acreditativo, una insignia y la cantidad en metálico de 50.000 euros.

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