Justicia
En el corazón del aislamiento: así vivían los niños de la comunidad Lev Tahor
Dentro de una galera con separaciones hechas de bambú y plástico, con puertas de madera que marcan dónde inician y dónde terminan cada una de las casas de estas familias, es como viven los integrantes de la comunidad judía Lev Tahor
Dentro de la estructura se encuentras dormitorios, una cuarto habilitado para los hornos para hacer pan, baños comunitarios y una sinagoga. (Foto Prensa Libre: Óscar Vásquez
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Al lado de una carretera, en un terreno alejado de la comunidad en el municipio de Oratorio, Santa Rosa, viven los integrantes de la secta religiosa judía ultraortodoxa, señalada de abusar a menores de edad.
Al llegar a un portón de malla, caracterizado por estar rodeado de plásticos de color verde, se llega al terreno de esta comunidad. Al ingresar, se aprecia un área con vegetación, al frente se ven varias estructuras que parecieran ser bodegas pero que en realidad, son las casas comunitarias de las familias.
Estas estructuras albergan decenas de familias que únicamente son separadas por unos palos de bambú y paredes de plástico. Los pasillos están divididos justo por la mitad con lazos y sábanas. La explicación de un testigo es que ellos para “evitar la lujuria” separan de esta forma los pasillos para impedir que hombres y mujeres pasen al mismo tiempo en un lugar reducido y puedan caer “en pecado”.
“Todo lo hacen por separado”, afirmó el testigo. Quien asegura que esta comunidad realiza todas sus actividades separando a los hombres de las mujeres y a los niños de las niñas. Los baños también son comunitarios y hay uno para cada sexo.
“Todo es todo” explicó el testigo. Refiriéndose a que el momento del culto no era la excepción a esta regla. Es la sinagoga, ubicada al final de la primera bodega del complejo, dividida por una pared de madera, realizan su culto los religiosos. De un lado se encuentran los hombres, quienes dirigen la oración y los cantos y del otro lado se encuentran las mujeres y los niños escuchando y acompañando el acto religioso.
“Los niños son felices acá, cantan, estudian casi todo el día, tienen recreos en donde aprovechan para sembrar o jugar con las ovejas”, narraba el testigo mientras dirigía al equipo hacia una de las escuelas dentro del terreno. Esta comunidad cuenta con maestros y maestras entre ellos. En una escuela dan clases las maestras a las niñas y en la otra los maestros a los niños.
En este terreno la comunidad cuenta con vacas y ovejas de las que extraen lana y derivados de la leche. También cuentan con su propio nacimiento de agua esto se debe a que los judios tienen leyes y reglas de cocina, establecidas en la Torá, texto sagrado del judaísmo, la denominada dieta Kosher.
Esta dieta tiene características específicas como la prohibición de comer carne de cerdo, mariscos y crustáceos. “Ellos mismos cocinan su pan, sin levadura. No utilizan azúcar, solo miel. Para la sal, ellos mismos corroboran de donde viene para evitar que sea procesada”, explicaba el testigo.
El viernes 20 de diciembre, el Ministerio Público y la Procuraduría General de la Nación sorprendieron a los guatemaltecos con la noticia del rescate de más de 150 menores de edad presuntamente abusados por los adultos de esta comunidad. En el terreno, las autoridades encontraron restos humanos.
La explicación de la comunidad y del testigo, ajeno a la comunidad pero cercano a ella, es que los restos pertenecen a una recién nacida que falleció por un problema en su corazón. Sin embargo, ella se encontraba enterrada en el cementerio privado de la secta, el cual se encuentra dentro del terreno a uno de los costados de las construcciones. En este se encuentran varios de sus seres queridos.
El Ministerio de Ambiente y Recursos Naturales (MARN) confirmó a Prensa Libre que el cementerio cuenta con autorización por parte de la institución pero, el Ministerio de Salud, autoridad encargada de la autorización de la inhumación de cuerpos, afirmó nunca haber autorizado ningún cadáver en esa área.
Dentro de una galera con separaciones hechas de bambú y plástico, con puertas de madera que marcan dónde inician y dónde terminan cada una de las casas de estas familias, es como viven los integrantes de la comunidad judía Lev Tahor
Justicia
En el corazón del aislamiento: así vivían los niños de la comunidad Lev Tahor
Dentro de una galera con separaciones hechas de bambú y plástico, con puertas de madera que marcan dónde inician y dónde terminan cada una de las casas de estas familias, es como viven los integrantes de la comunidad judía Lev Tahor
Dentro de la estructura se encuentras dormitorios, una cuarto habilitado para los hornos para hacer pan, baños comunitarios y una sinagoga. (Foto Prensa Libre: Óscar Vásquez
Al lado de una carretera, en un terreno alejado de la comunidad en el municipio de Oratorio, Santa Rosa, viven los integrantes de la secta religiosa judía ultraortodoxa, señalada de abusar a menores de edad.
Al llegar a un portón de malla, caracterizado por estar rodeado de plásticos de color verde, se llega al terreno de esta comunidad. Al ingresar, se aprecia un área con vegetación, al frente se ven varias estructuras que parecieran ser bodegas pero que en realidad, son las casas comunitarias de las familias.
Estas estructuras albergan decenas de familias que únicamente son separadas por unos palos de bambú y paredes de plástico. Los pasillos están divididos justo por la mitad con lazos y sábanas. La explicación de un testigo es que ellos para “evitar la lujuria” separan de esta forma los pasillos para impedir que hombres y mujeres pasen al mismo tiempo en un lugar reducido y puedan caer “en pecado”.
“Todo lo hacen por separado”, afirmó el testigo. Quien asegura que esta comunidad realiza todas sus actividades separando a los hombres de las mujeres y a los niños de las niñas. Los baños también son comunitarios y hay uno para cada sexo.
“Todo es todo” explicó el testigo. Refiriéndose a que el momento del culto no era la excepción a esta regla. Es la sinagoga, ubicada al final de la primera bodega del complejo, dividida por una pared de madera, realizan su culto los religiosos. De un lado se encuentran los hombres, quienes dirigen la oración y los cantos y del otro lado se encuentran las mujeres y los niños escuchando y acompañando el acto religioso.
“Los niños son felices acá, cantan, estudian casi todo el día, tienen recreos en donde aprovechan para sembrar o jugar con las ovejas”, narraba el testigo mientras dirigía al equipo hacia una de las escuelas dentro del terreno. Esta comunidad cuenta con maestros y maestras entre ellos. En una escuela dan clases las maestras a las niñas y en la otra los maestros a los niños.
En este terreno la comunidad cuenta con vacas y ovejas de las que extraen lana y derivados de la leche. También cuentan con su propio nacimiento de agua esto se debe a que los judios tienen leyes y reglas de cocina, establecidas en la Torá, texto sagrado del judaísmo, la denominada dieta Kosher.
Esta dieta tiene características específicas como la prohibición de comer carne de cerdo, mariscos y crustáceos. “Ellos mismos cocinan su pan, sin levadura. No utilizan azúcar, solo miel. Para la sal, ellos mismos corroboran de donde viene para evitar que sea procesada”, explicaba el testigo.
El viernes 20 de diciembre, el Ministerio Público y la Procuraduría General de la Nación sorprendieron a los guatemaltecos con la noticia del rescate de más de 150 menores de edad presuntamente abusados por los adultos de esta comunidad. En el terreno, las autoridades encontraron restos humanos.
La explicación de la comunidad y del testigo, ajeno a la comunidad pero cercano a ella, es que los restos pertenecen a una recién nacida que falleció por un problema en su corazón. Sin embargo, ella se encontraba enterrada en el cementerio privado de la secta, el cual se encuentra dentro del terreno a uno de los costados de las construcciones. En este se encuentran varios de sus seres queridos.
El Ministerio de Ambiente y Recursos Naturales (MARN) confirmó a Prensa Libre que el cementerio cuenta con autorización por parte de la institución pero, el Ministerio de Salud, autoridad encargada de la autorización de la inhumación de cuerpos, afirmó nunca haber autorizado ningún cadáver en esa área.
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Prensa Libre | Guatemala