<p>Primero lo malo: <i><strong>Hal & Harper</strong></i> podría ser una película. Esta miniserie, creada por Cooper Raiff, director de la muy curiosa <i>Cha Cha Real Smooth</i>, es suficientemente pequeña como para caber en dos horitas. Pero el cine de autor norteamericano de bajo presupuesto es una batalla muy competitiva. <strong>Por cada </strong><i><strong>Anora</strong></i><strong> y por cada </strong><i><strong>The Brutalist</strong></i><strong> hay docenas de obras que solo constan en el circuito de festivales.</strong> Podría nombrar algunas aquí, pero no tengo ninguna necesidad de echar vinagre en un corte abierto.</p>
Espachurrada entre estrenos muy ruidosos, a la escasa televisión de autor de bajo presupuesto le cuesta integrarse en nuestras vidas
Primero lo malo: Hal & Harper podría ser una película. Esta miniserie, creada por Cooper Raiff, director de la muy curiosa Cha Cha Real Smooth, es suficientemente pequeña como para caber en dos horitas. Pero el cine de autor norteamericano de bajo presupuesto es una batalla muy competitiva. Por cada Anora y por cada The Brutalist hay docenas de obras que solo constan en el circuito de festivales. Podría nombrar algunas aquí, pero no tengo ninguna necesidad de echar vinagre en un corte abierto.
Una serie como Hal & Harper tiene mejores opciones de llegar a su público. Al menos en España, hay más gente suscrita a plataformas (Hal & Harper puede verse en Movistar Plus+) que personas con acceso fácil a un cine donde se proyecten Anora, The Brutalist o Bird. Las películas que no se ven no existen.
Y las series.
Ahora lo bueno: si vas a hacer una serie de autor, que sea como Hal & Harper. No comprometas tu idea, no te vendas por una audiencia potencial que quizá te ignore, no creas a los que dicen que la televisión no permite series así. Tienen razón y a la vez, no la tienen. Se me ocurren mil apuntes que hacerle a Cooper Raiff para que su serie sea más… ¿fácil? Pero luego me doy cuenta de que Hal & Harper no es ni tan rara, ni tan hermética ni tan difícil. Simplemente, es distinta.
En Hal & Harper, los hermanos Hal (Cooper Raiff) y Harper (Lili Reinhart) parecen no saber madurar. O no querer. Entonces un acontecimiento externo altera su precario equilibrio vital: su padre (Mark Ruffalo) va a ser padre de nuevo con Kate (Betty Gilpin), su nueva mujer. Eso reabre la herida de la desaparición de la madre de Hal y Harper y de cómo aquello sumió a los hermanos y su padre en un extraño limbo emocional del que no han salido e igual no salen nunca. Encerrados en una jaula hecha de culpabilidad y trauma, pero también de cobardía, los tres conviven como pueden con sus lesiones sentimentales. Sanarlas es urgente. Sobre todo, para un hombre ya maduro y angustiado por la idea de no saber cuidar a un bebé, el suyo, que ni siquiera ha nacido todavía.
Hal & Harper cuenta esta historia en varios tiempos. Tiempos que, como los recuerdos, se confunden y alteran unos a otros. Para ello, Cooper Raiff utiliza un mecanismo arriesgadísimo: tanto él como Lili Reinhart interpretan a los Hal y Harper niños. Y a los Hal y Harper adultos.
Mark Ruffalo, con una casi-no-caracterización que subraya el dispositivo narrativo de Raiff, es el reclamo más evidente de Hal & Harper. Él es una estrella, pero también un intérprete fiabilísimo que no colapsa dentro de una serie que le exige una intensidad actoral muy peligrosa. Verlo derrumbarse ante dos actores de casi 30 años interpretando a niños de siete es fascinante. Porque su derrumbe es emocionante y, sobre todo, realista. Hal & Harper sabe que en esos momentos debe apelar a las emociones sin renunciar a su muy cerebral planteamiento.
Lo consigue.
A las series atípicas y pequeñitas les cuesta encontrar su hueco. Incluso con una cara conocida en el póster porque, para empezar, ese póster nunca se colgará en ningún sitio. Es más: ¿siguen existiendo los pósters de series? Espachurrada entre estrenos muy ruidosos, a la escasa televisión de autor de bajo presupuesto le cuesta integrarse en nuestras vidas. Además, es ley de vida que los traumas íntimos de un padre y dos hijos apenas destaquen entre zombis y superhéroes. Pero series como Hal & Harper y autores como Cooper Raiff sí tienen un sitio. Si se lo hacemos nosotros, claro.
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