Lección aprendida: Sismos colapsan tránsito y exponen debilidad en planes viales

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Lección aprendida: Sismos colapsan tránsito y exponen debilidad en planes viales

Expertos advierten que estos eventos deben impulsar a las municipalidades a fortalecer el ordenamiento territorial con enfoque de resiliencia y movilidad.

La ciudad colapsó el pasado 8 de julio durante el enjambre de sismos.(Foto Prensa Libre: Juan Diego González)


Foto:

El enjambre sísmico que sacudió el territorio guatemalteco el lunes provocó un colapso vehicular generalizado en el área metropolitana, donde miles de personas abandonaron repentinamente sus lugares de trabajo para dirigirse a sus viviendas. Esta reacción masiva, evidenció la ausencia de planes de movilidad específicos para emergencias.

Aunque algunas municipalidades, como la de Villa Nueva, aseguran tener protocolos para habilitar carriles reversibles o actuar coordinadamente con la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred), en la mayoría de los casos no existen planes aplicados ni probados para liberar el tránsito de forma efectiva.

El evento reabrió el debate sobre la planificación urbana, la resiliencia de las ciudades y la necesidad urgente de actualizar los protocolos de respuesta en un país donde los sismos forman parte de la vida cotidiana.

Comportamientos de riesgo

El intendente de Tránsito capitalino, Amílcar Montejo, señaló que varios usuarios de la vía adoptaron comportamientos riesgosos para intentar agilizar su traslado, como conducir contra la vía, invadir áreas verdes, pasar semáforos en rojo y desordenaron la circulación general en puntos estratégicos.

Montejo explicó que, ante la prisa y el interés individual, muchos conductores dejaron de ceder el paso a vehículos prioritarios. “Ya no hubo prioridad para el transporte escolar que salía de los centros de estudio”, lamentó.

Agregó: “Esa falta de consideración también afectó a las unidades de socorro porque no tuvieron el derecho de paso porque algunos usuarios decidieron pensar en sí mismos”.

Subrayó que el trabajo de la Policía Municipal de Tránsito (PMT) está marcado por una constante presión, ya que deben tomar decisiones en tiempo real frente a emergencias o urgencias. En el caso del recientes sismos asegura que se activaron los protocolos de respuesta establecidos para la ciudad ,y el personal se movilizó hacia las rutas y vías de mayor demanda vehicular.

Montejo explicó que si bien dentro de la capital se logró aplicar el plan de acción de forma organizada, las complicaciones ocurrieron en el perímetro metropolitano por derrumbes y desperfectos mecánicos de automóviles.

Ante esta situación, el intendente resaltó la importancia de fortalecer la comunicación entre las autoridades capitalinas y las instituciones encargadas de tránsito en áreas departamentales.

Recalcó que los eventos recientes dejaron claro que aún hay aspectos por mejorar. “Vimos cómo muchas personas comenzaron a salir hacia rutas departamentales en cuanto ocurrió el sismo. ¿Qué hubiera pasado si el terremoto hubiese sido más destructivo y afectado infraestructura como puentes, pasarelas o pasos a desnivel?”, cuestionó.

Finalmente, criticó la decisión de liberar simultáneamente a trabajadores del sector privado tras el movimiento telúrico. “Es urgente implementar el escalonamiento de horarios no solo por el tránsito, sino por razones de seguridad en situaciones de riesgo. La toma de decisiones personales e institucionales debe estar guiada por planes de acción claros ante desastres naturales”, concluyó.

Sin vías para evacuar

Para Byron González, investigador del Centro de Estudios Urbanos y Regionales (CEUR) de la USAC, lo ocurrido el lunes demuestra la fragilidad del sistema vial frente a emergencias. A pesar de algunos avances en protocolos de evacuación y sistemas de alerta temprana, el país carece de una estructura que permita controlar o liberar el tránsito cuando miles de personas intentan desplazarse simultáneamente.

Según González, este tipo de colapso compromete la respuesta de las unidades de emergencia, que tendrán dificultades para movilizarse entre el tráfico denso. Ejemplificó con casos del lunes, cuando trayectos que usualmente se cubren en dos horas tardaron hasta cuatro. Además, señaló que la falta de rutas alternas y la saturación de las principales vías, sumadas a obras viales en curso, agravaron la situación.

El experto recomendó implementar centros de monitoreo en tiempo real y fortalecer un sistema de transporte público eficiente y seguro que reduzca la dependencia del vehículo particular. También hizo énfasis en la necesidad de un ordenamiento territorial integral, para que todos los municipios cuenten con infraestructura adecuada, vías de acceso planificadas y coordinación entre autoridades.

Plan no puesto a prueba

En el caso de Villa Nueva, el vocero de la Policía Municipal de Tránsito (PMT), Henry Quevedo, explicó que cuentan con un protocolo de emergencia que incluye el uso de carriles reversibles exclusivos para ambulancias o motobombas, principalmente en áreas como la cuesta de Villalobos. Sin embargo, admitió que este plan no se ha ensayado en una situación de evacuación masiva y que no fue necesario aplicarlo el lunes, ya que no hubo mayores inconvenientes en esa ruta.

Quevedo afirmó que trabajan en coordinación con la Conred. Sin embargo, consideró que el país necesita una mejor preparación para enfrentar desastres de mayor escala.

La experiencia, señaló, dejó como lección que muchas personas, al intentar volver rápidamente a sus hogares, generaron más caos e incidentes en las calles.

“Esto nos enseña que debemos afinar los planes para mejorar la capacidad de respuesta o incluso crear nuevos”, indicó.

Sin plan vial definido

Por su parte, Roger Escalante, gerente de la Empresa Mixqueña de Mixco (Emixtra), refirió que el municipio no cuenta con un plan formal para desfogar el tránsito en emergencias. Según explicó, aunque existen protocolos generales definidos por la Conred —como permanecer en puntos de reunión seguros y evitar salir de inmediato a las calles—, no se ha diseñado un esquema específico de movilidad ante sismos o siniestros.

“En caso de emergencia, se tienen puntos establecidos para que las personas se junten en esos lugares y luego salgan del municipio de forma ordenada; uno de esos puntos es frente al edificio de la municipalidad”, explicó.

Escalante comentó que el tráfico en Mixco fue moderado el lunes, ya que el mayor colapso se concentró en zonas urbanas de la capital. No obstante, coincidió en que la población prioriza regresar a casa durante emergencias, lo que genera bloqueos inesperados. Ante esto, consideró fundamental mejorar la comunicación con los usuarios de la vía pública y fortalecer la coordinación intermunicipal.

El gerente adelantó que actualmente sostienen reuniones con la Mancomunidad del Sur, que incluye a las municipalidades de Guatemala, Villa Nueva, Santa Catarina Pinula y Escuintla, para generar planes conjuntos que permitan una respuesta más efectiva en futuras emergencias.

Algunas comunas del área metropolitana dicen contar con planes para desfogar el tránsito en casos de emergencia.(Foto Prensa Libre: Juan Diego González)

Por parte de la Conred se informó que, se promueve la autoevacuación y durante una emergencia se recomienda seguir indicaciones de las autoridades locales, que son las coordinadoras locales o las municipalidades, con quienes aseguran mantienen una coordinación en casos de emergencia.

Ciudades no preparadas

Aunque las municipalidades aseguran contar con protocolos ante emergencias, la magnitud y el momento del evento sobrepasaron la capacidad de respuesta del sistema urbano, sostiene el ingeniero y urbanista Ronald Peláez,

Uno de los principales problemas, según el experto, es la estructura dispersa de la población en el área metropolitana. A diferencia de otras ciudades del mundo, en Guatemala la mayoría de personas trabaja en la capital pero vive en municipios lejanos, lo que convierte a Mixco, Villa Nueva y otros sectores en ciudades dormitorio.

“Esta configuración territorial hace que cualquier intento de evacuación rápida implique movilizar a miles de personas en un corto tiempo y sobre grandes distancias, algo que ningún sistema de transporte —ni público ni privado— podría absorber con fluidez”, precisó.

Como lección, el ingeniero considera que este tipo de eventos debe obligar a las municipalidades a reflexionar sobre la necesidad de impulsar un verdadero ordenamiento territorial, no solo con criterios urbanísticos, sino también con enfoque de resiliencia y movilidad.

“Además de las pérdidas humanas reportadas, se generaron consecuencias económicas importantes, como el cierre de centros comerciales y suspensión de actividades en muchas empresas, lo cual evidencia el impacto transversal de una emergencia mal gestionada”, señaló.

Para Peláez, fenómenos de esta magnitud son poco frecuentes, pero deben tomarse como advertencias.

“Así como es difícil diseñar drenajes para una lluvia histórica, también es difícil estructurar sistemas viales para evacuaciones masivas sin una verdadera planificación regional”, concluyó.

Sismos constantes

Guatemala ha sido históricamente un país altamente sísmico, debido a su ubicación sobre el límite de las placas tectónicas del Caribe y Cocos. Uno de los antecedentes más recientes y recordados se remonta al 7 de noviembre de 2012, cuando un terremoto de magnitud 7.2 sacudió el occidente del país. Este sismo tuvo su epicentro en el océano Pacífico, frente a las costas de Champerico, Retalhuleu, pero impactó con severidad los departamentos de San Marcos, Quetzaltenango y Huehuetenango.

El terremoto de 2012 dejó un saldo de 44 personas fallecidas, más de 150 heridas y daños en más de 10 mil viviendas. Municipios como San Cristóbal Cucho, San Pedro Sacatepéquez y la cabecera de San Marcos fueron algunos de los más afectados.

Otro evento sísmico de consideración ocurrió el 14 de junio de 2017, cuando un temblor de magnitud 6.6 con epicentro en San Marcos volvió a provocar alarma y daños estructurales. Aunque con menor impacto que el sismo de 2012, este evento dejó al menos cinco personas fallecidas y varias edificaciones afectadas. El 19 de enero de 2022, un enjambre sísmico se registró en el departamento de Escuintla, lo que provocó preocupación por su recurrencia en pocos días.

Recomendación

Como una solución para reducir el congestionamiento vehicular y que las personas pasen menos horas atrapadas en el tránsito, el CEUR ha planteado en años anteriores la implementación de un transporte colectivo público eficiente.

Además, propone que las vías exclusivas también sean utilizadas por los buses escolares, con el objetivo de evitar que los niños pasen horas en el tráfico y lleguen a clases estresados y desanimados.

Otra sugerencia es el involucramiento de la iniciativa privada para trasladar a sus empleados hasta los lugares de trabajo en microbuses, o bien, motivar el teletrabajo.

En datos

El parque vehicular crece cada año, sin que aumente la infraestructura vial. En 2006, según la Superintendencia de Administración Tributaria, el parque vehicular de Guatemala era de 1 millón 302 mil 272 vehículos de todo tipo —incluidos camiones, cabezales, tractores y motocicletas—. Hasta mayo de este año se registran 6 millones 53 mil 356 vehículos, motocicletas y de otro tipo a nivel nacional. Eso representa un aumento del 364.8 % desde ese año a la fecha.

Solo en la ciudad de Guatemala circulan a diario entre 1 millón 125 mil y 1 millón 150 mil vehículos, según estimaciones de la PMT.

De acuerdo con la comuna capitalina, cada año se agregaban al menos 300 mil vehículos, pero a partir de 2020 esa cifra se superó y, el año pasado, se sumaron en promedio 356 mil unidades. A esto se suma que entre 650 mil y 700 mil vehículos no son de la ciudad, pero entran y salen de ella; provienen de municipios dormitorio o de otros departamentos.

 Expertos advierten que estos eventos deben impulsar a las municipalidades a fortalecer el ordenamiento territorial con enfoque de resiliencia y movilidad.  

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Lección aprendida: Sismos colapsan tránsito y exponen debilidad en planes viales

Expertos advierten que estos eventos deben impulsar a las municipalidades a fortalecer el ordenamiento territorial con enfoque de resiliencia y movilidad.

La ciudad colapsó el pasado 8 de julio durante el enjambre de sismos.(Foto Prensa Libre: Juan Diego González)

El enjambre sísmico que sacudió el territorio guatemalteco el lunes provocó un colapso vehicular generalizado en el área metropolitana, donde miles de personas abandonaron repentinamente sus lugares de trabajo para dirigirse a sus viviendas. Esta reacción masiva, evidenció la ausencia de planes de movilidad específicos para emergencias.

Aunque algunas municipalidades, como la de Villa Nueva, aseguran tener protocolos para habilitar carriles reversibles o actuar coordinadamente con la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred), en la mayoría de los casos no existen planes aplicados ni probados para liberar el tránsito de forma efectiva.

El evento reabrió el debate sobre la planificación urbana, la resiliencia de las ciudades y la necesidad urgente de actualizar los protocolos de respuesta en un país donde los sismos forman parte de la vida cotidiana.

Comportamientos de riesgo

El intendente de Tránsito capitalino, Amílcar Montejo, señaló que varios usuarios de la vía adoptaron comportamientos riesgosos para intentar agilizar su traslado, como conducir contra la vía, invadir áreas verdes, pasar semáforos en rojo y desordenaron la circulación general en puntos estratégicos.

Montejo explicó que, ante la prisa y el interés individual, muchos conductores dejaron de ceder el paso a vehículos prioritarios. “Ya no hubo prioridad para el transporte escolar que salía de los centros de estudio”, lamentó.

Agregó: “Esa falta de consideración también afectó a las unidades de socorro porque no tuvieron el derecho de paso porque algunos usuarios decidieron pensar en sí mismos”.

Subrayó que el trabajo de la Policía Municipal de Tránsito (PMT) está marcado por una constante presión, ya que deben tomar decisiones en tiempo real frente a emergencias o urgencias. En el caso del recientes sismos asegura que se activaron los protocolos de respuesta establecidos para la ciudad ,y el personal se movilizó hacia las rutas y vías de mayor demanda vehicular.

Montejo explicó que si bien dentro de la capital se logró aplicar el plan de acción de forma organizada, las complicaciones ocurrieron en el perímetro metropolitano por derrumbes y desperfectos mecánicos de automóviles.

Ante esta situación, el intendente resaltó la importancia de fortalecer la comunicación entre las autoridades capitalinas y las instituciones encargadas de tránsito en áreas departamentales.

Recalcó que los eventos recientes dejaron claro que aún hay aspectos por mejorar. “Vimos cómo muchas personas comenzaron a salir hacia rutas departamentales en cuanto ocurrió el sismo. ¿Qué hubiera pasado si el terremoto hubiese sido más destructivo y afectado infraestructura como puentes, pasarelas o pasos a desnivel?”, cuestionó.

Finalmente, criticó la decisión de liberar simultáneamente a trabajadores del sector privado tras el movimiento telúrico. “Es urgente implementar el escalonamiento de horarios no solo por el tránsito, sino por razones de seguridad en situaciones de riesgo. La toma de decisiones personales e institucionales debe estar guiada por planes de acción claros ante desastres naturales”, concluyó.

Sin vías para evacuar

Para Byron González, investigador del Centro de Estudios Urbanos y Regionales (CEUR) de la USAC, lo ocurrido el lunes demuestra la fragilidad del sistema vial frente a emergencias. A pesar de algunos avances en protocolos de evacuación y sistemas de alerta temprana, el país carece de una estructura que permita controlar o liberar el tránsito cuando miles de personas intentan desplazarse simultáneamente.

Según González, este tipo de colapso compromete la respuesta de las unidades de emergencia, que tendrán dificultades para movilizarse entre el tráfico denso. Ejemplificó con casos del lunes, cuando trayectos que usualmente se cubren en dos horas tardaron hasta cuatro. Además, señaló que la falta de rutas alternas y la saturación de las principales vías, sumadas a obras viales en curso, agravaron la situación.

El experto recomendó implementar centros de monitoreo en tiempo real y fortalecer un sistema de transporte público eficiente y seguro que reduzca la dependencia del vehículo particular. También hizo énfasis en la necesidad de un ordenamiento territorial integral, para que todos los municipios cuenten con infraestructura adecuada, vías de acceso planificadas y coordinación entre autoridades.

Plan no puesto a prueba

En el caso de Villa Nueva, el vocero de la Policía Municipal de Tránsito (PMT), Henry Quevedo, explicó que cuentan con un protocolo de emergencia que incluye el uso de carriles reversibles exclusivos para ambulancias o motobombas, principalmente en áreas como la cuesta de Villalobos. Sin embargo, admitió que este plan no se ha ensayado en una situación de evacuación masiva y que no fue necesario aplicarlo el lunes, ya que no hubo mayores inconvenientes en esa ruta.

Quevedo afirmó que trabajan en coordinación con la Conred. Sin embargo, consideró que el país necesita una mejor preparación para enfrentar desastres de mayor escala.

La experiencia, señaló, dejó como lección que muchas personas, al intentar volver rápidamente a sus hogares, generaron más caos e incidentes en las calles.

“Esto nos enseña que debemos afinar los planes para mejorar la capacidad de respuesta o incluso crear nuevos”, indicó.

Sin plan vial definido

Por su parte, Roger Escalante, gerente de la Empresa Mixqueña de Mixco (Emixtra), refirió que el municipio no cuenta con un plan formal para desfogar el tránsito en emergencias. Según explicó, aunque existen protocolos generales definidos por la Conred —como permanecer en puntos de reunión seguros y evitar salir de inmediato a las calles—, no se ha diseñado un esquema específico de movilidad ante sismos o siniestros.

“En caso de emergencia, se tienen puntos establecidos para que las personas se junten en esos lugares y luego salgan del municipio de forma ordenada; uno de esos puntos es frente al edificio de la municipalidad”, explicó.

Escalante comentó que el tráfico en Mixco fue moderado el lunes, ya que el mayor colapso se concentró en zonas urbanas de la capital. No obstante, coincidió en que la población prioriza regresar a casa durante emergencias, lo que genera bloqueos inesperados. Ante esto, consideró fundamental mejorar la comunicación con los usuarios de la vía pública y fortalecer la coordinación intermunicipal.

El gerente adelantó que actualmente sostienen reuniones con la Mancomunidad del Sur, que incluye a las municipalidades de Guatemala, Villa Nueva, Santa Catarina Pinula y Escuintla, para generar planes conjuntos que permitan una respuesta más efectiva en futuras emergencias.

Algunas comunas del área metropolitana dicen contar con planes para desfogar el tránsito en casos de emergencia.(Foto Prensa Libre: Juan Diego González)

Por parte de la Conred se informó que, se promueve la autoevacuación y durante una emergencia se recomienda seguir indicaciones de las autoridades locales, que son las coordinadoras locales o las municipalidades, con quienes aseguran mantienen una coordinación en casos de emergencia.

Ciudades no preparadas

Aunque las municipalidades aseguran contar con protocolos ante emergencias, la magnitud y el momento del evento sobrepasaron la capacidad de respuesta del sistema urbano, sostiene el ingeniero y urbanista Ronald Peláez,

Uno de los principales problemas, según el experto, es la estructura dispersa de la población en el área metropolitana. A diferencia de otras ciudades del mundo, en Guatemala la mayoría de personas trabaja en la capital pero vive en municipios lejanos, lo que convierte a Mixco, Villa Nueva y otros sectores en ciudades dormitorio.

«Esta configuración territorial hace que cualquier intento de evacuación rápida implique movilizar a miles de personas en un corto tiempo y sobre grandes distancias, algo que ningún sistema de transporte —ni público ni privado— podría absorber con fluidez», precisó.

Como lección, el ingeniero considera que este tipo de eventos debe obligar a las municipalidades a reflexionar sobre la necesidad de impulsar un verdadero ordenamiento territorial, no solo con criterios urbanísticos, sino también con enfoque de resiliencia y movilidad.

“Además de las pérdidas humanas reportadas, se generaron consecuencias económicas importantes, como el cierre de centros comerciales y suspensión de actividades en muchas empresas, lo cual evidencia el impacto transversal de una emergencia mal gestionada”, señaló.

Para Peláez, fenómenos de esta magnitud son poco frecuentes, pero deben tomarse como advertencias.

“Así como es difícil diseñar drenajes para una lluvia histórica, también es difícil estructurar sistemas viales para evacuaciones masivas sin una verdadera planificación regional”, concluyó.

Sismos constantes

Guatemala ha sido históricamente un país altamente sísmico, debido a su ubicación sobre el límite de las placas tectónicas del Caribe y Cocos. Uno de los antecedentes más recientes y recordados se remonta al 7 de noviembre de 2012, cuando un terremoto de magnitud 7.2 sacudió el occidente del país. Este sismo tuvo su epicentro en el océano Pacífico, frente a las costas de Champerico, Retalhuleu, pero impactó con severidad los departamentos de San Marcos, Quetzaltenango y Huehuetenango.

El terremoto de 2012 dejó un saldo de 44 personas fallecidas, más de 150 heridas y daños en más de 10 mil viviendas. Municipios como San Cristóbal Cucho, San Pedro Sacatepéquez y la cabecera de San Marcos fueron algunos de los más afectados.

Otro evento sísmico de consideración ocurrió el 14 de junio de 2017, cuando un temblor de magnitud 6.6 con epicentro en San Marcos volvió a provocar alarma y daños estructurales. Aunque con menor impacto que el sismo de 2012, este evento dejó al menos cinco personas fallecidas y varias edificaciones afectadas. El 19 de enero de 2022, un enjambre sísmico se registró en el departamento de Escuintla, lo que provocó preocupación por su recurrencia en pocos días.

Recomendación

Como una solución para reducir el congestionamiento vehicular y que las personas pasen menos horas atrapadas en el tránsito, el CEUR ha planteado en años anteriores la implementación de un transporte colectivo público eficiente.

Además, propone que las vías exclusivas también sean utilizadas por los buses escolares, con el objetivo de evitar que los niños pasen horas en el tráfico y lleguen a clases estresados y desanimados.

Otra sugerencia es el involucramiento de la iniciativa privada para trasladar a sus empleados hasta los lugares de trabajo en microbuses, o bien, motivar el teletrabajo.

En datos

El parque vehicular crece cada año, sin que aumente la infraestructura vial. En 2006, según la Superintendencia de Administración Tributaria, el parque vehicular de Guatemala era de 1 millón 302 mil 272 vehículos de todo tipo —incluidos camiones, cabezales, tractores y motocicletas—. Hasta mayo de este año se registran 6 millones 53 mil 356 vehículos, motocicletas y de otro tipo a nivel nacional. Eso representa un aumento del 364.8 % desde ese año a la fecha.

Solo en la ciudad de Guatemala circulan a diario entre 1 millón 125 mil y 1 millón 150 mil vehículos, según estimaciones de la PMT.

De acuerdo con la comuna capitalina, cada año se agregaban al menos 300 mil vehículos, pero a partir de 2020 esa cifra se superó y, el año pasado, se sumaron en promedio 356 mil unidades. A esto se suma que entre 650 mil y 700 mil vehículos no son de la ciudad, pero entran y salen de ella; provienen de municipios dormitorio o de otros departamentos.

ESCRITO POR:
José Manuel Patzán
Periodista de Prensa Libre especializado en temas de seguridad, con 18 años de experiencia en periodismo escrito, radial y televisivo. Reconocido con el premio Periodista del Año de Prensa Libre en 2016.

 Prensa Libre | Guatemala

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