¿Qué hay detrás del perfeccionismo extremo, según los psicólogos?
Desde una concepción psicológica, el perfeccionismo extremo se origina en una autoexigencia aprendida durante la niñez. Conozca más detalles sobre este comportamiento.

Según la psicología, el perfeccionismo extremo conlleva consecuencias importantes como la ansiedad, estrés, dificultad en relaciones sociales, entre otras. (Foto Prensa Libre: Freepik)
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¿Se considera una persona perfeccionista? Aunque muchas personas se definen a sí mismas de esta manera, el perfeccionismo extremo tiene patrones definidos que conviene analizar para determinar si actuamos de ese modo y cómo canalizarlo.
“El perfeccionismo es una actitud y un patrón de pensamiento donde la persona se impone estándares excesivamente altos y mantiene una autoevaluación crítica constante, muchas veces sin aceptar errores o limitaciones. No se trata solo de querer hacer las cosas bien, sino de tener un miedo intenso a equivocarse, al juicio de los demás y al fracaso”, explica Ximena Fuentes, psicóloga clínica y terapeuta de parejas.
Su origen radica en una autoexigencia aprendida, como describe la psicóloga guatemalteca María Renée Ordóñez. La profesional añade que este comportamiento puede desarrollarse desde la infancia para ganarse la aprobación de otras personas, especialmente figuras de autoridad como padres y maestros.
Además, muchas personas que desarrollan esta actitud crecieron con padres que validaban a sus hijos en función de sus logros. Sin embargo, se debe destacar que existen distintos tipos de perfeccionismo, entre ellos, el derivado de una educación rigurosa, el patológico y el socialmente impuesto.
Causas del perfeccionismo extremo
De acuerdo con las profesionales, estas son algunas de las causas que originan esta conducta:
- Miedo al fracaso
- Autoexigencia aprendida, como se indicó anteriormente, nacida de un modelo de crianza exigente
- Baja autoestima. “La persona cree que su valor depende de lo que logra, no de lo que es”, indica Fuentes
- Exposición a mensajes sociales o familiares que relacionan el valor personal con logros, apariencia o éxito
- Creencias erróneas. “Muchas veces los perfeccionistas creen que un pequeño error invalida el esfuerzo que se realiza”, señala Ordóñez
- Ansiedad y necesidad de control
- Pensamientos como: “si no es perfecto, es un fracaso”, “debo agradar a todos”, “equivocarme es inaceptable”, menciona Fuentes
Según la psicóloga Diana Lang, la conducta perfeccionista puede iniciarse en edades tempranas. “Muchas de las cosas que aprendemos y permanecen con nosotros son adquiridas durante la niñez, indica.
La profesional puntualiza que existen muchos factores que terminan de definir esta conducta: contexto, circunstancias y experiencias: “Los padres juegan un papel fundamental, ya que muchas veces las exigencias condicionan a los hijos para que sean perfeccionistas, lo cual puede generar síntomas de ansiedad y conductas obsesivo-compulsivas”, agrega Lang.
¿Ser perfeccionista tiene consecuencias?
Como cualquier otra conducta, el perfeccionismo extremo puede tener consecuencias negativas para la salud emocional.
De acuerdo con Ordóñez, algunas de estas consecuencias son ansiedad constante, estrés, baja autoestima por no cumplir con perfección las obligaciones o asignaciones, relaciones tensas, dificultad para confiar en otras personas, dificultad para delegar tareas y agotamiento emocional.
Al respecto, Fuentes añade que las consecuencias pueden dividirse en efectos a corto y largo plazo. Según la profesional, a corto plazo se pueden observar:
- Alta productividad, acompañada de ansiedad constante
- Dificultad para delegar o confiar en otras personas
- Problemas para disfrutar logros (nunca es suficiente)
- Autocrítica dura ante pequeños errores
A largo plazo, las personas pueden experimentar:
- Agotamiento emocional y físico (conocido como “burnout”)
- Depresión, trastornos de ansiedad e insomnio
- Dificultades en sus relaciones interpersonales, debido a la poca tolerancia a los errores ajenos
- Procrastinación por miedo al fracaso
- Sensación constante de vacío o insatisfacción personal
¿Cómo canalizar el perfeccionismo extremo?
El primer paso es reconocer que existe un problema, señala Ordóñez. En ese sentido, es importante aceptar que cometer errores forma parte del proceso de aprendizaje en cualquier ámbito de la vida.
Fuentes recomienda estas medidas para autorregular el perfeccionismo:
- Reconozca sus pensamientos perfeccionistas y cuestione su validez. ¿Es realmente grave si algo no es perfecto? Puede reemplazar este pensamiento por ideas más realistas como: “es suficiente por hoy” o “mi valor no depende de esto”.
- Trabaje en su autoaceptación. Valórese, incluso si no sobresale. Una práctica útil es tratarse como trataría a un ser querido cuando comete un error.
- Ponga límites al esfuerzo exagerado. Aprenda a dejar tareas inconclusas si estas exceden sus recursos.
- Acepte la posibilidad del error. Humanizar los errores es fundamental para entender que equivocarse forma parte del aprendizaje.
- Busque apoyo psicológico si es necesario. Tanto Fuentes como Ordóñez destacan la importancia de contar con acompañamiento profesional para canalizar esta conducta.
Como recomendación adicional, Lang aconseja a los padres de familia guiar a los niños sin presionar, brindar alternativas y permitir que desarrollen sus habilidades y logros a su propio ritmo.
Recuerde que esta información es orientativa y cualquier situación particular debe atenderse con un profesional de la salud mental.
Desde una concepción psicológica, el perfeccionismo extremo se origina en una autoexigencia aprendida durante la niñez. Conozca más detalles sobre este comportamiento.
¿Qué hay detrás del perfeccionismo extremo, según los psicólogos?
Desde una concepción psicológica, el perfeccionismo extremo se origina en una autoexigencia aprendida durante la niñez. Conozca más detalles sobre este comportamiento.

Según la psicología, el perfeccionismo extremo conlleva consecuencias importantes como la ansiedad, estrés, dificultad en relaciones sociales, entre otras. (Foto Prensa Libre: Freepik)
¿Se considera una persona perfeccionista? Aunque muchas personas se definen a sí mismas de esta manera, el perfeccionismo extremo tiene patrones definidos que conviene analizar para determinar si actuamos de ese modo y cómo canalizarlo.
“El perfeccionismo es una actitud y un patrón de pensamiento donde la persona se impone estándares excesivamente altos y mantiene una autoevaluación crítica constante, muchas veces sin aceptar errores o limitaciones. No se trata solo de querer hacer las cosas bien, sino de tener un miedo intenso a equivocarse, al juicio de los demás y al fracaso”, explica Ximena Fuentes, psicóloga clínica y terapeuta de parejas.
Su origen radica en una autoexigencia aprendida, como describe la psicóloga guatemalteca María Renée Ordóñez. La profesional añade que este comportamiento puede desarrollarse desde la infancia para ganarse la aprobación de otras personas, especialmente figuras de autoridad como padres y maestros.
Además, muchas personas que desarrollan esta actitud crecieron con padres que validaban a sus hijos en función de sus logros. Sin embargo, se debe destacar que existen distintos tipos de perfeccionismo, entre ellos, el derivado de una educación rigurosa, el patológico y el socialmente impuesto.
Causas del perfeccionismo extremo
De acuerdo con las profesionales, estas son algunas de las causas que originan esta conducta:
- Miedo al fracaso
- Autoexigencia aprendida, como se indicó anteriormente, nacida de un modelo de crianza exigente
- Baja autoestima. “La persona cree que su valor depende de lo que logra, no de lo que es”, indica Fuentes
- Exposición a mensajes sociales o familiares que relacionan el valor personal con logros, apariencia o éxito
- Creencias erróneas. “Muchas veces los perfeccionistas creen que un pequeño error invalida el esfuerzo que se realiza”, señala Ordóñez
- Ansiedad y necesidad de control
- Pensamientos como: “si no es perfecto, es un fracaso”, “debo agradar a todos”, “equivocarme es inaceptable”, menciona Fuentes
Según la psicóloga Diana Lang, la conducta perfeccionista puede iniciarse en edades tempranas. “Muchas de las cosas que aprendemos y permanecen con nosotros son adquiridas durante la niñez, indica.
La profesional puntualiza que existen muchos factores que terminan de definir esta conducta: contexto, circunstancias y experiencias: “Los padres juegan un papel fundamental, ya que muchas veces las exigencias condicionan a los hijos para que sean perfeccionistas, lo cual puede generar síntomas de ansiedad y conductas obsesivo-compulsivas”, agrega Lang.
¿Ser perfeccionista tiene consecuencias?
Como cualquier otra conducta, el perfeccionismo extremo puede tener consecuencias negativas para la salud emocional.
De acuerdo con Ordóñez, algunas de estas consecuencias son ansiedad constante, estrés, baja autoestima por no cumplir con perfección las obligaciones o asignaciones, relaciones tensas, dificultad para confiar en otras personas, dificultad para delegar tareas y agotamiento emocional.
Al respecto, Fuentes añade que las consecuencias pueden dividirse en efectos a corto y largo plazo. Según la profesional, a corto plazo se pueden observar:
- Alta productividad, acompañada de ansiedad constante
- Dificultad para delegar o confiar en otras personas
- Problemas para disfrutar logros (nunca es suficiente)
- Autocrítica dura ante pequeños errores
A largo plazo, las personas pueden experimentar:
- Agotamiento emocional y físico (conocido como “burnout”)
- Depresión, trastornos de ansiedad e insomnio
- Dificultades en sus relaciones interpersonales, debido a la poca tolerancia a los errores ajenos
- Procrastinación por miedo al fracaso
- Sensación constante de vacío o insatisfacción personal
¿Cómo canalizar el perfeccionismo extremo?
El primer paso es reconocer que existe un problema, señala Ordóñez. En ese sentido, es importante aceptar que cometer errores forma parte del proceso de aprendizaje en cualquier ámbito de la vida.
Fuentes recomienda estas medidas para autorregular el perfeccionismo:
- Reconozca sus pensamientos perfeccionistas y cuestione su validez. ¿Es realmente grave si algo no es perfecto? Puede reemplazar este pensamiento por ideas más realistas como: “es suficiente por hoy” o “mi valor no depende de esto”.
- Trabaje en su autoaceptación. Valórese, incluso si no sobresale. Una práctica útil es tratarse como trataría a un ser querido cuando comete un error.
- Ponga límites al esfuerzo exagerado. Aprenda a dejar tareas inconclusas si estas exceden sus recursos.
- Acepte la posibilidad del error. Humanizar los errores es fundamental para entender que equivocarse forma parte del aprendizaje.
- Busque apoyo psicológico si es necesario. Tanto Fuentes como Ordóñez destacan la importancia de contar con acompañamiento profesional para canalizar esta conducta.
Como recomendación adicional, Lang aconseja a los padres de familia guiar a los niños sin presionar, brindar alternativas y permitir que desarrollen sus habilidades y logros a su propio ritmo.
Recuerde que esta información es orientativa y cualquier situación particular debe atenderse con un profesional de la salud mental.
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