El nombre de Rafael Aqueche sigue presente en la cultura guatemalteca. Incluso, un instituto ubicado en la 9a. calle y 2a. avenida del Centro Histórico lleva su nombre como un reconocimiento a su labor y el legado que dejó en el campo docente, dice Martín Catalán, exalumno de magisterio de esa institución. En la década de 1980, el cantautor Ricardo Arjona se graduó en esa institución de magisterio. Pero ¿quién fue este personaje dentro de la historia del magisterio nacional?

Rafael Aqueche nació el 23 de agosto de 1863 y fue educado en la Escuela de Cristo. La carrera de contador fiscal y militar la cursó en la Escuela Politécnica. Trabajó como maestro en la Escuela Número Uno de Antigua Guatemala, y más tarde fue trasladado a la Escuela del Guarda Viejo, en la capital.

Fue nombrado director de la Escuela Nacional de Varones Número Dos de la capital. En 1893, al cumplir 30 años, contrajo matrimonio con Gabriela Valdés.

Durante la administración del presidente José María Reina Barrios, fue el principal organizador del Primer Congreso Centroamericano de Maestros, reunido en la capital de Guatemala, donde se sentaron las bases para unificar los planes de estudio en Centroamérica, así como el reconocimiento recíproco de títulos profesionales, el intercambio de maestros, la concesión de becas, la unificación de métodos de enseñanza, promover un mejor conocimiento y lograr un mayor acercamiento.

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“La panorámica del maestro Aqueche abarcaba la efectiva unificación centroamericana a través de los lazos de la cultura. Colaboraron con él brillantes maestros como doña Natalia Górriz de Morales, los profesores Benítez, don Julio Cordero y otros”, cita un documento del 75 aniversario del instituto que lleva el nombre de este destacado maestro. Esta institución nació en 1949 como Instituto Central para Varones Número Tres, y en 1951 adoptó su nombre actual.

Durante varios años impartió gratuitamente clases de lectura y escritura iniciales en los fuertes de Matamoros y San José. La misma labor gratuita de alfabetización la desarrolló con los recluidos de la Penitenciaría Central.

Después de los terremotos de 1917 y 1918, formó en su casa una escuela particular gratuita que funcionó hasta que reabrieron las escuelas oficiales destruidas por el evento natural.

Escribió un Tratado de dibujo lineal y dejó inédita una obra de Gramática castellana. Los registros del instituto también explican que se le encomendó crear los planes de estudio para la enseñanza primaria, reglamentos y otros diversos trabajos de planificación educativa.

“Él es uno de los pioneros en el período liberal del siglo XIX y principios del siglo XX, un reformador pedagógico y un escritor”, explica María Josefina Contreras, profesora de historia. Contreras asegura que en esta época los maestros buscaban una transformación en la sociedad y llegar a los sectores más vulnerables, así como el nacimiento de nuevas corrientes ideológicas.

Por su parte, el historiador Walter Enrique Gutiérrez explica que uno de los cambios más relevantes que Aqueche vivió durante esa época fue la llegada de la educación laica. a partir de la llegada de los liberales en 1871. «Le quitan a la iglesia el control de la educación», explica el historiador.